QUE PRENDA A FAISCA
VerANO coN La ABUELA
¿Qué te gusta de la vida?8/11/2015 Antes de empezar tengo que confesar que vivo en una familia de filósofos e hiperactivos. Ya de siempre se lamentaban diciéndome “Aaay! A cabesiña non para!” Y es que toda esta gente es así. Un señor padre que no para de inventarse proyectos por el placer de llevarlos a cabo, una señora madre que vive buscando la belleza. Todo en medio de un trajín muy interesante de tiendas, clases y cuidados de enfermería, que son la base de la actividad familiar. Además, una superseñora abuela que se desvive por cuidar a los demás. Luego a mí me preguntan que si nunca paro de inventarme cosas que hacer. El otro día leí que primero marcas tus rutinas y luego tus rutinas te marcan. Así nos ha pasado.
A veces el domingo nos juntamos a comer. Hay días que somos dieciséis, otros que tres, otros que ocho o a veces solo Nati, Chiño y yo. Chiño es el guapo de la familia, el de las cuatro patas, el perro guardián de cinco kilos de peso y cuarenta centímetros de altura que nos protege de malhechores, pizzeros y contadores del gas. Mi tía y él se ladran cada vez que se ven, aunque ella está poco a poco aprendiendo a ignorarle, y algún día él también lo hará. Cuando lo conoces, Chiño es guay. Entonces este domingo nos juntamos a comer. En esta ocasión estábamos mi madre, mi padre, la abuela, Chiño y yo. En petit comité, los actuales habitantes de la vivienda. Pero en Samieira, que viene el aire fresco y huele a monte y eso nos gusta aún más. Montamos un banquete para diez con cuatro comensales. Estilo gallego. Empanada, ensalada de la huerta, gambas a la plancha, paella mare e monti (para quince), pan de centeno, viño do país (no consigo convencer a la abuela de que beba agua, ¡y mira que lo intento!), helados y manzanas. Si hubiera habido más gente se hubieran tratado temas vanales, como el calor que hace en agosto, la buena que estaba la paella, lo verde que está todo a pesar del calor de agosto. Pero como estábamos en familia hablamos de nuestras cosas. Por ejemplo hablamos de las conclusiones que había sacado, ahora y con perspectiva, del viaje a Nicaragua. Salió el tema de qué queremos hacer con nuestra vida, y como mi respuesta era breve y concisa, nos fuimos pasando el turno. Cada uno hablamos de lo que nos gusta hacer, de nuestras pasiones. Y ya cuando sacamos los helados le tocó a la abuela. Su respuesta fue sencilla y sincera. -Oye, abuela, ¿qué te gusta a ti de la vida? -A mí me gusta la familia.
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Septiembre 2015
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